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Nilson Agustín Caraballo Rosario
“Príncipe del Amor”
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9 de mayo del 2013.
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Este poema pertenece al archivo de mis primeros versos, escritos poco después de salir de la escuela básica. He perdido la fecha exacta de su composición, la cual fluctúa entre 1979 y 1980.
Nunca antes lo había publicado por considerarlo de escaso valor literario, después que a la edad de 16 me hice discípulo de un reconocido escritor.
Además su mensaje parecía muy crudo y hasta pesimista.
Sin embargo, reconozco que siempre me gustó su musicalidad y nunca me atreví a deshacerme de él. En la soledad de mi cuarto, lo cantaba, cuando estaba solo, y me nacía de adentro, yo cantaba aquella marcha fatal.
No forma parte de mi séptimo libro, porque no pude encontrar ninguna vinculación entre aquellos versos futuristas de mi pasado y el estilo que marca mi más reciente poemario.
Por eso lo ofreceré a ustedes como una obra independiente. Y si algún día tengo oportunidad de publicar alguna recopilación de mis primeros versos, quizá lo incluya.
En fin, aquí abajo se los copio.
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EL DÍA DE LA ÚLTIMA GUERRA
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Nilson Agustín Caraballo Rosario
“Príncipe del Amor”
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-¡Bam! ¡Bam! ¡Bam! ¡Bam!
Van sonando los cañones
que anuncian penalidades
desde Francia hasta la China
y en la región de Mongolia.
-¡Bam! ¡Bam! ¡Bam! ¡Bam!
La luna se puso pálida
y ya iba tomando aires
el caracol de la guerra.
¡Param! ¡Pam! ¡Pam! ¡Pam!
Los niños van a la guerra,
sus huesos de 9 años,
los niños van a la guerra
con sus cachetitos flacos.
-¡Bam! ¡Bam! ¡Bam! ¡Bam!
Las bombas se dispersaban
sobre la faz de la Tierra,
dejando estelas de polvo:
nada más, nada más queda
sobre la tierra quemada.
-¡Plam! ¡Plam! ¡Plam! ¡Plam!
El mar ya se puso fiero,
las olas parecen cerros.
Desde allí vienen los hielos
que navegan sobre el agua.
-¡Plam! ¡Plam! ¡Plam! ¡Plam!
Al impulso de las aguas
las ruinas del terremoto
cedieron paso al océano
donde hubo rascacielos.
Huracanes infernales
sobre la tierra pelada,
mejor vivir en las selvas
profundas o en las montañas.
El agua llega a la las playas,
podrida de peces muertos
que en las noches resplandecen
sobre la arena mojada.
¡Param! ¡Pam! ¡Pam! ¡Pam!
Del cielo nos han mirado
seres de amor infinito,
sus naves ya nos conducen
hasta planetas lejanos,
Mas, con dolor no descrito,
miramos la Tierra muerta
y en el aire derramamos
lágrimas de vinagre.
¡El mundo renacerá
entre cenizas humeantes!
-¡Bam! ¡Bam! ¡Bam! ¡Bam!
Van sonando los cañones,
la guerra ya ha comenzado.
El sol ya se puso negro
y la Luna color de sangre.
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Barquisimeto, Venezuela, 1980.
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